Hoy comparto contigo un capítulo del libro Misión emprender en el que compartimos un hábito de los emprendedores de éxito: asistir a un mastermind…
SELECCIONA TUS AMISTADES
”El gran peligro de estar alrededor de gente no excelente es que empiezas a volverte como ellos sin darte cuenta”. Robin Sharma
Ejercemos una influencia en nuestro entorno más cercano: “Como estoy yo, está mi entorno”; pero es cierto que el entorno también ejerce influencia en nosotros: “Como está mi entorno, estoy yo”. Es una relación bidireccional de doble influencia.
Mejorar el entorno es aplicar una palanca en la que podemos invertir para conseguir más resultados con menos esfuerzo. Por lo común, las personas apelan a su fuerza de voluntad para rendir más; pero, ¿qué pasaría si pudiéramos delegar ese esfuerzo en el entorno y aprovechar su influencia favorable para conseguir más con menos?
Los contextos o entornos en los que nos movemos pueden ser unos grandes aliados o unos grandes enemigos. O nos nutren o nos intoxican. Veamos qué son, como afectan y cuáles son los mejores contextos para reforzarnos en lo personal y en lo profesional.
Se pueden dividir los entornos en tres categorías:
1. Materiales: lugar donde se vive y se trabaja, barrio y vecindario, tecnología, automóvil, ajuar doméstico, dinero, etc…
2. Personales: familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo, conocidos, contactos en redes sociales, horarios, hábitos, etc…
3. Mentales: creencias, paradigmas, noticias, formación, información, religión, condicionamientos, etc…
Y todo eso puede jugar a favor o en contra, ser un motor que propulse la vida de una persona o un ancla que la hunda.
Un entorno: o apoya o compite. O inspira o deprime. O nutre o envenena. O ayuda o perjudica.
Obviamente también hay entornos neutros que ni suman ni restan, pero por esa misma razón son entornos a evitar tanto como los que nos perjudican.
No es posible prescindir de los entornos, ¡están siempre ahí!, pero sí es posible elegirlos cuidadosamente teniendo en cuenta sus efectos.
Unos son visibles y evidentes, aunque tal vez no sus efectos, como son los entornos materiales y personales. Y otros son más sutiles, no visibles, pero tan influyentes como los otros, los mentales. Todo influye en todo y al ser la correlación una característica universal, nadie puede aislarse del entorno inmediato que le rodea sin recibir de él su influencia, para bien o para mal.
“Delegar en el contexto” significa no tratar de hacerlo todo por uno mismo y con el propio esfuerzo, sino aprovechar las influencias positivas de otras personas y medios para reforzarse.
Las personas más beneficiosas en el entorno personal son aquellas que: sonríen, no se quejan, no se sienten víctimas de nada, están auto motivadas, son positivas, se esfuerzan, viven en la coherencia, inspiran paz y bondad, aprenden y se forman; y en definitiva, tienen una mentalidad positiva y ganadora.
Relacionarse con gente positiva es una receta para la felicidad abundante y duradera.
Muchas veces, personas que están en nuestros círculos, que no hemos elegido (familia política, compañeros de trabajo, vecinos), parecen una imposición imposible de eludir. Tal vez no podamos evitar su presencia en nuestra vida, pero si podemos minimizar su efecto e incluso evitar su trato frecuente si su influencia es muy negativa. También las podemos compensar aumentando las personas positivas.
La influencia de las personas es invisible y silenciosa, se acumula con el tiempo, pero sus efectos acaban siendo muy visibles a la larga.
Somos la clase de persona que es resultado del promedio de personas con las que nos hemos relacionado a lo largo de la vida. Cada amigo o conocido deja un poso, una influencia mayor o menor, deja huella. De hecho, acabamos pareciéndonos mucho a las personas que más tratamos. Deberíamos preguntarnos: ¿quién me está influenciando más ahora?
Vas a parecerte al promedio de las personas con quien más tratas.
A veces, somos amigos de personas sólo porque fuimos amigos en el pasado y nos sentimos obligados a seguir siéndolo. Pero las personas cambian con los años, sería lógico que las amistades también cambiaran, sin obligaciones o “deudas de amistad”. No se trata de “no quererles”, sino de no frecuentarles tanto; y hacer espacio y tiempo a compañías nuevas. Cambiar de entornos personales siempre conlleva cambios personales y profesionales. De hecho, si necesitamos un cambio de vida, será necesario crear relaciones.
Una vez más, nadie es inmune a la influencia de las personas que le rodean, pero sí puede elegir quien entra y quién no en ese “círculo de influencia”.
No tener esto en cuenta puede tener consecuencias desagradables en el largo plazo. ¿No es extraño que descuidemos con quien entramos en contacto; y sin embargo, para nuestros hijos e hijas exijamos colegios y amistades beneficiosos?
Haz una selección de tu entorno personal a diario. Cada día busca personas nuevas que te nutran y cada día descarta personas que te drenan la energía. Frecuenta sólo grupos de personas enriquecedoras y positivas. Selecciona cada día, y no dejes que se cuelen en tu vida compañías no deseadas.
Tres ideas de poder:
1. Todos tus entornos personales ejercen una gran influencia, buena o mala, sobre ti.
2. Relaciónate con personas a las que te gustaría parecerte.
3. Te pareces a las personas con quien más trato tienes ahora y en el pasado.
Hábito: Crea un grupo de apoyo Mastermind.
Crea un círculo de excelencia, un círculo de mentes ganadoras, un grupo de media docena de personas auto motivadas que se cultivan, responsables, y que se piden más a sí mismas. Reúnete con ellas cada mes y apoyaros en vuestros retos, desafíos y sueños.
Si te has sentido inspirado por este capítulo del libro Misión emprender y quieres participar de Mastermind, el nuevo Club de emprendedores del Instituto Pensamiento Positivo, te recuerdo que aún puedes inscribirte… ¡Empezamos en septiembre!